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Por qué a mi edad me siento identificada con Elsa (Frozen I y II)

Elsa spirit 2 by Asurama

Frozen son películas que no me gustan mucho porque las encuentro llenas de huecos argumentales, pero reconozco que me gustan dos cosas: los temas principales de Elsa y el diseño del mismo personaje. Pero le he encontrado un gusto algo obsesivo porque me he sentido identificada y explicaré por qué.

Elsa es una chica que nace con poderes sin una explicación aparente (más tarde nos enteraremos de que es un espíritu de la naturaleza reencarnado) y sus padres al considerarla peligrosa y no poder controlar sus dones, la aíslan de todo y le enseñan a ser un muñeco perfecto y sin emociones. Finalmente parten en busca de explicaciones para ayudarla, pero jamás regresan, entonces ella se ve obligada a ser reina, momento en el cual tarde o temprano lo que oculta termina por salirse de control y asustar a todos.  En vez de buscar una solución, ella asume que ha tenido suficiente, prefiriendo huir y pretender que nada pasa y que puede dejar sus poderes en el libertinaje. En este retiro en medio de la nada, muestra todas sus habilidades e inteligencia (vamos que para construir un palacio hay que tener muchos conocimientos de arquitectura y ella tuvo tiempo de sobra para estudiar en su encierro) con motivos egoístas que terminan lastimando a terceros y a su único familiar, pero cree estar en lo correcto, hasta que termina por ser cazada y casi asesinada. Tras salvarse se da cuenta que hay formas de sublimar sus poderes y asume completamente su lugar como reina, aunque en el fondo sigue con esa sensación de no pertenecer, lo que la lleva a partir en busca de respuestas que le den paz mental y sentido de pertenencia. En esa búsqueda, las respuestas se hacen esquivas en formas de batalla, hasta que finalmente llega a la conclusión de que sus respuestas están en sus propios dones, su autoconocimiento y un sitio de gente que le tiene fe y donde hay otros con su misma naturaleza.

Crecí sin hermanos en un lugar rodeado de personas mayores donde no podía hacer amigos: no necesité de murallas para crecer sintiéndome aislada. Cuando fui un poco mayor, debido al ambiente en que me crié resultaba madura, diferente y extraña entre los de mi edad, nunca logré encajar y por mucho tiempo fui motivo de burla, excepto por unos pocos amigos. Esto se fue acentuando cada vez más hasta que comencé a encerrarme en mí misma y volverme fría, dura y poco natural, además de intentar mantener la perfección en todo para tratar de mantener contentas a las personas, especialmente a mis padres. Me volví demasiado autoexigente y al no tener mucho tiempo para perder con amigos, me centré en mis habilidades y mis estudios, por lo tanto, además del aislamiento físico, ahora había aislamiento mental.

Al crecer tuve que asumir alguna responsabilidad y elegí una carrera a la cual decididamente no pertenecía, pero creía estar en lo correcto así que me obligué a avanzar, hasta que mi mente se llenó de presión y de la agresividad de terceros, y entonces exploté, entre acciones de libertinaje, desórdenes mentales y físicos. Me aislé físicamente y dejé de ver a todo conocido, engañé a mi propia familia, todo dejó de importarme y desarrollé mis dones con motivos también egoístas. Pero eso me acarreó tantas enfermedades físicas y mentales que estuve varias veces cerca de la muerte. Cuando me rescataron, me llevaron con especialistas que me hicieron ver que tenía que cambiarlo todo y que había formas de organizarme. Y sobre todo, que tenía que encontrar mi propia personalidad, no los engaños que había estado viviendo siempre. Yo no entendía qué significaba exactamente construir una personalidad.

Hasta que tuve que verme obligada a cambiar a un par de carreras a las cuales pertenezco un poco más, rodeándome de la gente que sí me tiene fe, alejándome de otros y encontrando gente que ha pasado por lo mismo que yo, haciendo que no me sienta tan sola, encontrando fe en este caso no en espíritus de la naturaleza, sino en el Dios verdadero. Este cambio sucedió violenta y velozmente, debido a mis múltiples errores (y sus respectivas consecuencias) todo me costó el doble que a la gente normal. Dada mi propia culpa, tuve que luchar para alcanzar mis bendiciones. Pero un día comencé a dar con ellas, las puertas comenzaron muy lentamente a abrirse, fui encontrando sitio y finalmente, me fui encontrando (finalmente comencé a entender qué era eso que mis especialistas definían como mi personalidad). Toda mi vida la había cagado, ahora lo estaba arreglando. El proceso sigue “exitosamente”, mi salud mejora, conozco nueva gente que no me juzga por mis pendejadas. Tímidamente puedo mostrarme sin ese millón de capas de fingimiento y mentiras.

Entonces escucho esta canción, “show yourself”, veo todo el concepto del personaje, desde el principio al presente, y entonces me veo, y se me escapa una fucking lágrima. I am found!

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Después de ver los trailers de la película, debo decir que me fui esperando encontrarme con lo peor. Creo que gracias a eso mis bajas expectativas me salvaron.

Empezaré por decir que, a pesar de las pifias en el guion, esta trama tiene mucho más sentido y fuerza que las de la película anterior, y los cortos, los cuales eran fanservice. Lo primero es lo primero y que está dirigido a público infantil, por eso la exageración con canciones y con chistes que a los adultos nos resultarán insulsos y fáciles. Por partes, la trama toma a los niños como tontos, y por partes es salvable. Además no enseña a lidiar a los niños con la muerte, porque cada vez que derriten a Olaf lo reconstruyen, generando una tensión innecesaria y vana.

Los escenarios que usaron son fantasiosos, surrealistas, pero sin caer en exageraciones como muchas películas infantiles hoy en día. Los colores de la paleta son equilibrados y la fotografía es muy buena.

Aunque usaron la misma paleta que su predecesora, le dieron diferentes significados, azul oscuro para incertidumbre, azul claro para tranquilidad y para las revelaciones, naranjas y amarillos para calidez y seguridad, rosas y lilas para la magia y grises para representar el peligro, tonos que van mutando en una armonía perfecta a lo largo de todo el metraje, acabando con blanco puro y luminoso para las resoluciones de los diferentes nudos.

Esta vz la historia nos ubica en el espacio tiempo hacia el norte, más allá del sitio a donde Elsa huyó en el film anterior, nos explican quiénes son los padres de Ana y Elsa y quién es Elsa misma, por qué tiene poderes y a dónde pertenece, quitando esa sensación extraña de no pertenencia que existía tanto en la solitaria montaña como en Arendelle. Nos explican también la razón del viaje de los padres y su muerte, las mentiras y disturbios del pasado. Pero hay cosas que no explican en cambio: los poderes de adivinación del troll de dónde salen, Kristoff por qué estuvo solo desde un principio. Sin embargo, lo dejaré pasar esta vez.

Las relaciones familiares están en general mucho mejor trabajadas y son un poco más creíbles. En esta oportunidad no se valen del falso poder femenino, sino que utilizan un verdadero camino del héroe tanto para Ana como para Elsa. Aunque Kristoff estuvo bastante desaprovechado y Olaf, me duele decirlo, sigue siendo innecesario. Me pareció un excelente recurso que separaran a todos los personajes para desarrollarlos de maneras individuales y que los pusieran en ese espacio oscuro surrealista de reflexión, que les da mucha significancia. Aunque hubiera agradecido que no tuvieran que explicar todas esas escenas en canciones.

Las peleas con los espíritus me parecieron todas increíbles y me hubiera gustado que la película se extendiera más con el solo propósito de alargar estas cuatro escenas. La resolución, eso sí me parece un poco Deus Ex Machina, que se dejen domar cuando se dan cuenta de quién es Elsa. Sin embargo, cada uno sirve para demostrar cómo crecieron sus poderes, sirven al desarrollo del ya gastado camino del héroe.

El origen y final de todos los problemas, que es un error del pasado, se soluciona desde mi punto de vista de forma correcta. Demuestran que a veces las personas nos equivocamos por miedo a lo que no entendemos. La frase de hacer lo que hay que hacer e ir paso a paso parece muy descolgada al principio, pero adquieren sentido cuando Ana se queda sola y tiene que solucionar los problemas esta vez por sí misma, dándose ánimos con su propia voz interna. Demuestra un espíritu de reina verdadera, creo yo, por lo cual sí merece la corona que recibe al final.

La salvación de Arendelle me parece también Deus Ex machina en el sentido en que se da por la intervención de los espíritus, que más que veloces, me parecen capaces de teletransportarse. Vamos, que tardaron mucho tiempo en subir al norte y Noqq tardó nada en bajarlo. Y ambos Elsa y Noqq para en río con un simple escudo ¡De hielo! Vamos, que hubiera aceptado la destrucción del pueblo y que tuvieran que reconstruirlo y pasado el tiempo, coronar a una nueva Reina. No hubiera sido un crimen y además esas cosas pasan. Pero claro, como no hay que ofender a la gente atacada por inclemencias… Y hablando de no ofender gente, ¿tenían que poner a un general de raza oscura en el norte del mundo? Es una hipócrita inclusividad.

Al final del metraje, tenemos a Kristoff y Ana casados y a Ana y Elsa como reinas de sus respectivos pueblos, todo parece encajar en su lugar. Menos Olaf, me seguirá incordiando. Y los personajes no se ven obligados a estar separados, sino que aunque sea un recurso muy agarrado de los pelos, los une la magia y pueden seguir estando juntos. Mucho más cerca de lo que parece.

En definitiva, encuentro a la película mitad buena, mitad mejorable, pero la he disfrutado en el 90% del tiempo. Es de lo mejorcito que ha sacado Disney en el año a mi parecer. Mis felicitaciones, todavía tienen escritores que nos pueden impresionar con sus tramas y artistas que nos pueden maravillar con sus diseños sin llegar a recursos exagerados. Todo está en el sitio donde debe estar, y podría, si ponen más esfuerzo, estar aún mejor.

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Y para que nadie diga que soy culera, empezaré por decir las cosas que me gustaron.

-La impresionante calidad visual a la que se ha conseguido llegar. Mirarlo en pantalla grande es un espectáculo.

-La asombrosa y emocionante banda sonora.

-Las canciones. En especial el coro que pusieron en “Dormido está el león”.

-La fidelidad con la que Scar asesina a Mufasa (le rompe las patas, se burla de él y le mete un tortazo para que caiga y sea atropellado en la estampida).

-El 80% del doblaje latino, que es el idioma en que la vi.

-El arreglo de huecos argumentales, como el cuento que les mete Scar a las hienas y el que le pone a Simba para llevarlo al cañón. Es mucho más creíble que en la película original. Además de que queda más claro el concepto del film original, de que Scar lo hizo creer que el eco de su rugido originó la estampida y por lo tanto la muerte del padre.

 

Las cosas que a mi parecer no han quedado bien.

-La falta de dos principios básicos de la animación, que todos los animadores estudiamos en el PUTO PRIMER AÑO: exageración para que se entiendan los gestos (sobre todo faciales) y atractivo, para que los personajes principales resalten del resto. Sé que dado el fotorrealismo es difícil darles gestos a los animales, pero pudieron habérselo currado un poco más, exagerar un poquito, aprovechando que estaban usando cgi. Sé también que por genética los leones son todos más o menos iguales, pero inclusive en la naturaleza hay colores propios, colores que resaltan entre un individuo y otro, además no estaban grabando animales, sino creándolos. ¿Les daba miedo ponerle ojos verdes a Nala? ¿Hacerle la melena más oscura a Scar? (hay leones de melena oscura).

-Los diseños de personajes. Hay pájaros más vistosos y coloridos para Zazú en el África. En la película original Scar tenía todo un atractivo, en ésta, es un león horrible. En la película original toda la manada tenía características más o menos diferenciables, colores de pelaje, colores de ojos. ¿Cómo diferenciar a Sarafina de Sarabi, por ejemplo? Pumbaa es un cerdo, podrían haberlo puesto un poco más gordo y no hubiera sido un crimen, Timón era más brillante en colores que la mayoría de los suricatos.

-El tiempo de las escenas. Hay partes en que todo transcurre lento (¿cuánto tardamos hasta que Scar consigue cazar ese ratón? ¿cuánto se tardan en discutir Timón y Pumbaa si se llevan o no al cachorro?) y en cambio otras son mucho más apresuradas. El transcurso desde la presentación de Simba hasta que es un cachorro juguetón sólo se ve el movimiento de UN cielo estrellado. Mientras en la película original nos daban a entender que pasó toda una estación de las lluvias, con esa música espectacular. En este remake Simba y Nala se encuentran, intercambian dos palabras y ya se van a cantar románticos, el fantasma de Mufasa aparece como por dos segundos nada más. Epifanía de Simba también es demasiado breve. La corrida a través del desierto para llegar a las tierras del Reino da la sensación de que es muy breve, como si estuvieran muy cerca el oasis y el reino (además que en la película original había una feroz tormenta de arena).

-Rafiki sin sus atribuciones de chamán brujo. En la película original hace todo un brebaje para descubrir a Simba vivo, tenía sus frutas para marcar al rey y su bastón. Aquí el objeto sólo aparece al momento de la batalla y todavía le ponen la frase “mi viejo compañero”. Y hablar tres frases de swahili mezclado con inglés no lo hace automáticamente ese mago sabio pero divertido que fue originalmente. Si Disney puede meter a una bruja en Mulan, puede meter a un brujo aquí, basta de la falsa corrección política.

-Nala tiene muchas escenas, diría que incluso más que Simba. Lamento decepcionarlos, pero… esto era una película de la auto superación y autodescubrimiento de Simba, no del empoderamiento femenino de las leonas. Nala incluso parece más directora que la misma REINA SARABI ¿es un chiste? Si querían poner una escena de Nala, se comieron la oportunidad perfecta en que Scar quería abusar de ella ¿o es que su corrección política les metía miedo, guionistas?

-Scar parece demasiado obsesionado en casarse con Sarabi y si bien esto es una herencia de Hamlet, se olvidaron la parte en que él se ponía excesivo con la violencia ¡se supone que es un villano, no tiene nada de “malo” que haga esa maldad!

-Las hienas. No estoy segura de que cambiarlas de divertidas a creepys sea muy favorecedor. Es difícil creerse el liderazgo de Shenzi, aunque les concedo que intentaron desarrollarla.

-La falta de emocionalidad. Esto va más allá de la inexpresividad de los cgi, es un error de guión:

No se siente la amistad de Rafiki y Mufasa (y que nadie diga que los leones no abrazan gente porque hay cantidad de videos por todo internet para probar que sí que lo hacen). Tampoco se siente la complicidad entre el mayordomo Zazú y el rey. No se percibe afecto real o preocupación real cuando Mufasa regaña a Simba luego del incidente del cementerio, lo ves mirando al infinito, además que se cambió todo ese diálogo: Ser valiente cuando debemos serlo, ser valiente no significa meterse en problemas, hasta los grandes reyes tienen miedo. Simba tampoco parece sentir afecto, porque cuando se encuentra con el cadáver apenas lo toca. ¡En la escena original hasta LE SALTABA ENCIMA desesperado y se notaba su miedo a la muerte! No existe la amistad entre Scar y las hienas, que estaba perfectamente implícita en el metraje original (por el contrario, parecen rivales, parece un chiste que se alíen). No se percibe el amor de Timón y Pumbaa hacia Simba (y esto me parece grave porque ellos lo criaron y era muy notoria su unión en el film original, aquí hasta dicen no preocuparse por él, no parecen realmente tristes con la aparición de Nala, se burlan de una forma demasiado cruel de la historia de los reyes en las estrellas, se burlan de su ciclo de la vida, incluso parecen hartos de él y de escucharlo cantar Hakuna Matata). Y no, no se siente el amor esta noche entre Simba y Nala, se reconocen demasiado rápido, intercambian tres frases, no se preguntan mutuamente qué fue de sus vidas… y ella ya comienza a presionarlo para que regrese, no se siente su felicidad al encontrarlo, ni su tristeza al creerlo muerto, su duelo, su preocupación por las historias de Scar, todo es demasiado apresurado y todavía se van a cantar “esta NOCHE es para amar” a LAS DOS DE LA TARDE. Tampoco queda evidente que él no quiere regresar porque tiene miedo y porque oculta cosas. Simba tampoco se atreve a abrazar a Rafiki.

-La forma en que Rafiki descubre que Simba está vivo me parece asquerosa: Un mechón de la melena de Simba sale volando, va con el viento, va por los ríos, se lo lleva un pájaro a su nido, cae y se va con el polvo, se atasca en una rama y es comido por una jirafa. El estiércol de la jirafa es llevado por un escarabajo pelotero, se rompe y el pelo con mierda vuelve a volar hasta el árbol de Rafiki donde éste lo toma y revisa. ¿Es un puto chiste? No lo sé, pero sí que es un puto asco. La escena original de semillas y hojas era muuuuuuuuuuuuuucho más romántica.

-El fantasma de Mufasa, una de las escenas más icónicas junto con su muerte. No sólo aparece como una nube deforme, quitándole todo su encanto de ser celestial, también cambiaron toda la significancia de su diálogo. Él le decía dos cosas muy esenciales: Me has olvidado, olvidaste quien eres y por lo tanto me olvidaste; recuerda quién eres, eres mi hijo y el rey verdadero. Y recién ahí le conmina a tomar su lugar. Además que Simba debería de regresar solo. Aquí regresan todos juntos con el único propósito de ponerle una canción a Beyonce, una que no pega con la trama.

-Timón y Pumbaa: hablar más no significa ser más chistoso. Tirarse tantos pedos tampoco significa ser más chistoso.

Podría seguir pero dejémoslo aquí. Digamos que me gustó a la mitad.

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Teppei se secó el sudor de la frente, trabajar en la granja nunca se le había hecho pesado, pero hacía mucho calor en los últimos días. No sabía cuándo alimentar vacas y ovejas y limpiar los graneros se había vuelto monótono. Bueno, en realidad sí sabía cuándo, pero prefería intentar no recordarlo.

El dueño de la granja que lo había acogido desde niño tras quedar huérfano, vino a felicitarlo por su esfuerzo. Como era sábado, le dio la tarde libre.

El joven de dieciocho años corrió entonces a toda marcha a los lindes de la propiedad, hacia el gran árbol bajo el cual estaba la guarida que había construido con su hermano cuando eran niños.

Sabía que encontraría a Koutaro trabajando duramente, sin descanso y quería compartir el almuerzo con él.

Koutaro se encontraba inmerso en aquella tarea que le hacía olvidar espacio y tiempo. Ya hacía unas horas desde que había regresado del modesto trabajo que se había conseguido como administrador de los programas de la gente de la zona. Su experiencia le había enseñado que para algunas cosas era mejor ser humilde y que prefería guardarse sus grandes habilidades científicas para un tiempo más propicio.

Además, tenía muchas cosas que hacer en casa, es decir en la guarida. Karen, hacendosa, esmerada mecánica y hábil programadora no había dejado cabos sueltos, le había guardado en su computadora todos los datos, planos y detalles para construir la mayor proeza de la ciencia. Tenía todos los softwares necesarios, los detalles de poder, de velocidad, la información mundial recopilada, la programación de cámaras, micrófonos, armas sonoras de baja frecuencia, la programación de los gps más adelantados, eso y mucho más. Secretos como el funcionamiento de los organismos robóticos a base de sangre y la programación de un cerebro mecánico. Además, él había puesto de su propio esfuerzo para desarrollar el cerebro humano, tal como se lo había planteado al exponer sus puntos en aquella conferencia en China, pero esta vez se guardaría el secreto para él, era el tipo de cosas que en malas manos podía hacer desastres, pero en las suyas, haría un milagro, una inteligencia artificial poderosa y sintiente.

Llevaba dos años trabajando arduamente en eso, para pulir hasta el último detalle. Aunque era un proyecto secreto, era el más ambicioso de todos y el que más ansiaba terminar. Había reunido los datos de velocidad de Shadow con sus propias técnicas de mejoramiento, los mejores sistemas de blindaje y los datos de defensa que obtuviera del maestro mecánico Hokuto. Allí en la guarida bajo la raíz del árbol gigante, estaba la tecnología más sobresaliente que hubiera existido sobre el mundo alguna vez, las cosas que pudo robarse de la estación espacial del autodenominado emperador de las máquinas antes de que el sitio se destruyera, todo lo que necesitaba.

En la mesa de trabajo, las autopartes, los blindajes, los circuitos y diferentes dispositivos descansaban a medio armar. Las manos le dolían de tanto sostener herramientas, a pesar de ser joven su espalda también le pedía cuentas, pero no iba a descansar. Todo lo que amaba dependía de la buena realización de su proyecto. Y todo lo que amaba era su hermano menor.

A veces lo veía cabizbajo y pensativo, desde su regreso a la isla, Teppei había cambiado mucho, suspiraba a menudo, se sentía solo aún en compañía, le faltaba algo, le faltaba un pedazo de sí. Sólo se tenían el uno al otro, Koutaro no podía ver a Teppei así. Tenía que intentar recuperar su alegría.

Como si lo hubiera estado llamando con el pensamiento, el menos entró por la escalera subterránea y le invitó sándwiches, a pesar que sabía que no debía bajar con comida y bebida a donde estaban las máquinas. Koutaro lo regañó por eso, como siempre hacía. Sonriendo nervioso, el menor se disculpó mientras pasaba la mano por su cabello castaño, siempre adornado con un rojo pañuelo.

-Veo que el ensamblaje va bien, comentó acercándose a la mesa de trabajo.

Su hermano se quitó la máscara de soldar.

-En dos días tendré todo listo, estoy de los nervios, esto podría resultar muy bien o muy mal

-O no resultar –para Teppei, lo peor que podría pasar era que el cuerpo ni siquiera se moviera.

-Me siento como Frankenstein –comentó el hermano mayor.

-No eres el único.

Teppei llevó una mano al corazón y la otra la apoyó en el frío hocico metálico que descansaba sobre la mesa. Cuando tuviera sangre corriendo por sus vasos sanguíneos, la armadura blindada desprendería calor como cualquier ser vivo y vibraría con pulso. Ahora sólo era una máquina fría a la que faltaba ensamblar un par de piezas. Los circuitos centrales que daban movimiento, los circuitos cerebrales que conectaban la mente a todo el cuerpo y la pieza más importante y más valiosa, de esas que Koutaro tardó más en construir. Break Heart, un corazón poderoso, todavía vacío.

-X, ¿si llegas a abrir los ojos, serás realmente tú?

Los transparentes ojos oscurecidos que recordaban a faros de vehículo no emitieron emoción y no contestaron, no hubo voz que le respondiera, ni siquiera una sintética. Como muchas otras veces, se sintió solo.

Sí que se sentía como fránkenstein. Su mano dio un último recorrido por el lomo y una pata y luego se retiró. Salieron a comer bajo la sombra del árbol mientras hablaban del gran esfuerzo y trabajo que le estaba costando reunir dinero para el proyecto X. No podían pedir ayuda a grandes financistas porque jamás debían hacer público lo que había bajo el árbol. Sabían que estaban metidos en algo peligroso, pero en el fondo ambos hermanos estaban pensando con el corazón, con las entrañas. Era tarde para abortar el proyecto.

Cuando acabaron de comer el hermnao mayor volvió a bajar, dispuesto a terminar cuanto antes.

El menor, cansado de repetirle muchas veces que este esfuerzo no era necesario, simplemente calló y lo vio hacer en silencio. Decidió dar un paseo por la campiña para no dañarse la vista con los destellos de las soldadoras de diferentes tamaños. El silencio llamaba a los pensamientos malos. Mientras buscaba a sus perritos, hizo un esfuerzo por llamar a los recuerdos buenos, a las personas buenas que atesoraba en su corazón.

Decidió pelear con su sombra como acostumbraba. Hacía mucho tiempo que no los acechaba ningún peligro, nadie iba a secuestrar a su hermano de nuevo, pero creía que debía mantenerse en forma sólo por si acaso. Daba golpes y patadas a un enemigo invisible y recordaba sus días de entrenamiento con Karen, las cosas que ella le enseñó, la gran compañía que fue y, por supuesto, que le salvó la vida, le dio sangre, construyó entre ambos un lazo indestructible, esa hermosa e inteligente maestra.

De pronto algo le hizo cosquillas en la cabeza interrumpiendo su entrenamiento, movió su mano para quitarse del cabello lo que le molestaba y se sorprendió en hallar una hoja redonda y dorada. Una rara mutación del árbol kamui llamada hoja de sol. Se le consideraba buen augurio y aunque un árbol fuera frondoso, tenía pocas de esas hojas. El equivalente isleño de encontrarse un trébol de cuatro hojas. Sonrió con el pequeño objeto en la mano y de pronto, oyó algo inesperado, unos cascos golpeando la tierra, muy cerca de él. Por algún extraño motivo sintió la sangre hervirle, correrle por las venas velozmente, su corazón dando un salto y luego latiendo alocado. Corrió en dirección al sonido, venía de unos árboles. No había nada. La sonrisa estúpida se le borró del juvenil rostro ¡qué esperaba encontrar?

Pero entonces, de nuevo a su izquierda volvió a escuchar sonido como de cascos. El exceso del trabajo en la granja debía estarle afectando, ya oía audiciones, pero no pudo evitar seguir al sonido, el sonido de un galope. Ya era el crepúsculo y el cielo se oscurecía. Algo le resplandeció a más de doscientos metros de distancia lejos de los árboles y colina abajo. Se estaba alejando mucho de la granja y de la zona poblada. Cuando quisiera darse cuenta, podría toparse con los acantilados. Pero ese galopar lo llamaba.

Y entonces lo vio, un animal esplándido, cubierto de escamas doradas, rodeado de llamas y con una llamativa crin. No era uno de los caballos de la granja, para nada.

-No puede ser, es imposible –se restregó los ojos y al levantar la vista, eso seguía ahí.

“Eso” se giró a mirarlo. Una cara extraña que para nada era la de un caballo. Era una especie de mezcla entre un ciervo y un dragón y sus ojos eran azules como el mar. Sus deseos podrían estarle jugando la peor pasada de su vida pero… estaba viendo un kirin, uno auténtico.

-¿X? –preguntó con voz temblorosa- ¿Serás x?

¡Las máquinas tenían alma? ¿tenían fantasma? ¿podían manifestarse? Miró la crin moviéndose con el viento, recorrió las escamas, reparó en los filosos cuernos.

En eso, sopló un viento fuertísimo que casi lo derribó, el polvo se levantó y debió cubrirse los ojos. Cuando pudo volver a mirar, estaba más o menos solo, porque ladrando tras él venían sus perros. Corrió hacia el lugar donde se suponía que había estado la visión y no halló nada, pero de pronto algo lo llamó a inclinarse. En el pasto había una marca de pezuña hendida, y en medio de la marca, destrozada, una hoja de sol seca. Se pasó una mano por el cabello, no entendía nada. No surmió bien las noches siguientes. Tenía pesadillas con los B’t, con el imperio de las máquinas, con Rafaello. El estrés post traumático que creía superado, regresaba.

Obstáculos más, contratiempos menos, tres días más tarde todo estuvo listo, cada pieza ensamblada, cada blindaje puesto, cada circuito conectado y cada programa adecuadamente cargado, los drivers en excelente estado, el “robot” sin fantasma armado, ahora de pie junto a la mesa.

Teppei esperaba sentado en una silla mientras una cinta le estrangulaba el brazo. Veía con ansiedad cómo su roja sangre llenaba la enorme jeringa, al corazón se le salía por la boca y le laía en los oídos, la adrenalina estaba al máximo. Sostuvo el Break Heart mientras su hermano le ponía dentro la muestra de sangre que habría de ser replicada por el sistema ciborg una vez todo estuviera en su lugar. Tembloroso, dejó que su hermano abriera la gaveta que escondían las placas del pecho, se abrieron tres compartimientos y allí había lo que uno podría encontrar en cualquier organismo vivo, músculos, piel copiados de él, unidos a partes mecánicas. En medio, un hueco vacío, el huevo en que el break heart encajaba correctamente. El sistema detectó la pieza de manera automática, ensambló los vasos a ella y pasados varios minutos en que ninguno de los dos muchachos creyó respirar, comenzó a oírse un tenue latido.

Teppei recordó el final de la batalla con Rafaelo, mientras él y X caían de nuevo de regreso a la atmósfera, lo invadió un temor, uno más fuerte que estrellarse contra el suelo o desintegrarse por fricción. El temor a perder a un compañero, que se sacrificaba por él, dándole protección con su cuerpo, envolviéndolo. Entonces, hizo lo que su maestra haría. Abrió la ranura de inserción de memoria externa y se la robó. La aferró contra su pecho como si se aferrara a su propia vida y cerró los ojos. Todo podía acabar en segundos, iba a morir. Pero no, sólo el cuerpo de X se desintegró, él aterrizó en una pieza y con el corazón hecho pedazos. Entre las cenizas de X vio piezas del Break Heart original. Con lágrimas en los ojos, la tomó y miró a su hermano que estaba junto a él. Rogaba que este joven genio pudiera hacer ingeniería inversa para replicar el corazón cyborg. Y Koutaro fue capaz.

Ahora el resultado del desliz de ambos abría los ojos, que resplandecían de un azul brillante.

La máquina y los muchachos se miraron en silencio. Sabían que el ser recién creado los observaba y estudiaba con su superior inteligencia artificial.

-Teppei –murmuró una voz sintética.

El aludido tragó saliva, sabía que podía tratarse simplemente del reconocimiento de la nueva máquina. ¡Tenían ellos fantasma? ¿algo superior que las moviera?

-¿Eres X?

Hubo un extenso silencio.

-Hacía mucho tiempo, Teppei

El muchacho corrió a abrazar el cuello del kirin, el mismo que había visto días atrás, el realmente. Sonreía.

-Mi eterno compañero.

 

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La princesa Ariadne es despertada por sus criadas cada mañana a la salida del sol y se coloca un vestido bordado de oro que le han preparado sus sirvientes como cada día. Las criadas descorren las cortinas de sus ventanales, le traen flores frescas tomadas del jardín para adornar los cuatro rincones y la ayudan a vestir. Ella peina sola su cabello rubio frente al espejo mientras piensa en sus padres recientemente fallecidos. Aunque aún no ha sido coronada, ella ha heredado el trono y como tal, su primer trabajo del día es sentarse en ese salón a escuchar tanto al pueblo como a otros dignatarios. Se aburre de hacerlo, de aprender a solucionar problemas ajenos, ella es amable y le gusta ayudar gente, pero se le hace difícil. Tiene a sus consejeros y a sus profesores para no meter la pata y a sus mayordomos para ordenar la casa y a los sirvientes en su lugar.

Seguidamente, es su deber proclamar edictos, crear, leer y firmar documentos. Como todavía es joven, tras sus responsabilidades que pueden incluir su presencia en eventos de la capital, regresa al suntuoso palacio adornado en oro y se encierra en la gigantesca bilblioteca a estudiar. Siente que los libros se le caerán encima, debe saber desde política e historia a literatura y artes. Sus profesores la guían en cada actividad y está tan acostumbrada a ellos que prácticamente le son invisibles, los criados son de cartón, le sirven porque es la princesa, pero no sienten nada por ella, y ellos no son su familia ni pueden reemplazarla. La princesa está sola y triste, aun estando rodeada.

La princesa almuerza sola en una larguísima mesa junto a enormes ventanales que dan al jardín, pero la hermosa vista no aplaca su tristeza. Grandes arañas de cristal que cuelgan del techo iluminan sus cenas y hacen resplandecer la fina cristalería y los cubiertos de oro y plata. Hileras de sillas blancas de terciopelo la rodean, vacías. En los costados, en silencio, casi sin ser notados, como espejismos, se apuestan las criadas, sirvientes y cocineros para atender cualquiera de sus demandas. Le sirven los más exquisitos platos, pero la comida le sabe a nada.

Como es mujer, se espera que tome clases de baile y de música. Toca hermosas melodías en el clavicordio de su madre y canta, mientras sus profesores la acompañan con violín o flauta. Sus canciones son bellas composiciones hechas especialmente para ella por músicos del reino, pero en su voz y en sus manos, no tienen espíritu.

Escribe poesía anhelante en la biblioteca, lee historias de tiempos antiguos y si se encuentra con las vivencias de una familia o de una pareja, se siente más sola de lo que está. Los sirvientes no le dicen nada al respecto. Cuando tiene tiempo, borda hermosas imágenes de animales, en pañuelos que colecciona, porque las instructoras le dicen que a su madre le hubiera encantado verla. Sus ojos de aguamarina se humedecen todas las veces.

La princesa se siente en una jaula hecha de piedras preciosas, collares de perlas y brazaletes de oro. Cada noche corre a su balcón como si pudiera escapar volando de la vida que lleva. La enorme pintura que cuelga en la pared de su cuarto representándola de niña junto a sus padres, la tortura. Cada noche, mira el cielo anhelante hasta que una velada, ve pasar una estrella fugaz. Recuerda que su padre le contaba historias en que, si pedía deseos a una estrella, estos se cumplirían: anhela no estar sola y ser feliz, y encontrar a alguien que la ayude a sentir que escapa de tanta presión. Mira pañuelos que ha bordado con cisnes, porque los cisnes, según cuentan los cuentos, tienen siempre una sola pareja fiel. El cielo se lleva su estrella y el viento se lleva su pañuelo.

Plata se levanta cada día antes de la salida del sol, cuenta meticulosamente los grandes tesoros heredados de su familia y los que ha mal habido por su propia mano, luego sale a buscar qué comer. Plata hace religiosamente todo lo que ha aprendido de su padre: prender fuego a los pueblecitos y a los campos, comerse a la gente y robarse sus pertenencias, plata resplandece como las joyas, pero por dentro ha crecido como un monstruo que prefiere andar solo y desplegar su enorme magia y encanto sólo para atraer a sus presas. De noche, disfruta de los deportes extremos y vuela alto con sus bellas plumas para arrojarse en caída libre. El viento trae hasta sus sensibles oídos una queja llorosa que le hace perder el equilibrio y aterriza mal en los valles. Le ha pasado durante muchas noches, pero una noche es diferente. Se encuentra en el suelo un pedazo de tela sucio, donde ve a dos criaturas mirarse a los ojos. Como tienen plumas, cuellos largos, alas y son blancos, cree que esas criaturas son como él. Guarda la tela y busca al perfumado dueño por su olor. El olor le lleva a un castillo humano y para poder entrar, se viste y actúa como sus habitantes, como el mejor y más perfecto de todos ellos.

Ariadne recibe a un príncipe galante que llega de tierra lejana desconocida, más allá de las montañas, viste lujosamente y habla muchos idiomas. Es rubio como el sol, blanco como la nieve y sus ojos son de esmeraldas puras. Se siente saltar de alegría cuando le ve extraer el pañuelo que ha perdido. Para ella es una señal de que su deseo se cumple. Lo invita a dar un paseo por los jardines y se conocen. Él es tan interesante que lo invita a ser huésped por una temporada.

Los días y las semanas pasan, ellos cenan juntos, leen juntos, él la aconseja sobre estudios y gobierno, toca instrumentos junto a ella en el salón de música, charla con ella a la hora de la cena mientras por fin degustan algo que tiene sabor. Él es bueno en todo lo que hace porque así le ha enseñado su padre, el rey en las montañas. Él le enseña muchas cosas que dice haber aprendido de joven y hasta le trae flores desde el jardín, y todos los días pregunta por las aves del pañuelo. Una noche sabe que ella ha mordido el señuelo y la lleva hasta el balcón. Ariadne acaba de descubrir que Plata nunca ha sido un príncipe, sino que escondía dentro un dragón. Un dragón de horrible mirada, blanco y frío como la luna y sus sueños se resquebrajan mientras desea huir. Plata, sin darle tiempo a nada a su pobre presa, se roba a la princesa como se ha robado a tantas otras mujeres, con las que hará de juguete antes de dejarlas morir. Ariadne ahora es parte de su colección y él surca el cielo triunfante, llevándosela a donde sus gritos de auxilio no serán oídos.

El cielo sigue profundamente estrellado como otras noches, pero los deseos de felicidad de algunas mujeres han sido pervertidos por dragones psicópatas.

Cuidado con los dragones que vienen disfrazados de perfectos príncipes. Lucha y ayuda a luchar contra la violencia de género.


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